a esta tristeza no sé qué nombre ponerle

De las personas, también de las personas.

Como si la coca con sus dulces placeres no fuera lo suficiente, como si viajar a otro planeta con un tripi fuera fácil de rechazar o como si el vino no contuviera ese calor que te pone en paz con el mundo. Como si no fuera suficiente negarse a matarse despacio, de forma trágica, de lado, sin atreverse a ir de frente, como nos gusta a los cobardes.

Estoy sintiéndote dentro de mi sangre. Te siento dentro de mi, quemando. Tus ojos en mi cabeza. El descontrol. La abstinencia. El mono más terrible de todos. Otra dosis que no es suficiente. Ya nunca es suficiente. Ni de ti ni de otras cosas. No es suficiente y me estoy volviendo loca.

Tener tu presencia breve ahí clavada y que la herida sangre y que no te importe. Que no me odies, que estés siempre lejos salvo cuando estás cerca. Qué coño está pasando. Desde donde miras. Por qué no se me llenan los pulmones de aire. Esto no es real.

Crujen los huesos. Todos. Se quiebran. Se parten. Las uñas. Los dientes. El pelo. La vida. Odio. Rabia. Estremecimiento. Donde estás. Por qué aquí. Por qué aquí no.

¿Con qué veneno quieres morirte hoy? "Lo raro sería que tú hicieras cosas normales" ¿por qué nunca me escuchas? "No me atreví a mirarte y no lo hice y después me arrepentí". "castigame como lo estoy mereciendo justo ahora" "todo se ha perdido" " desde el 13 de diciembre de dos mil qué. Qué. Qué.

No. No. No. No. No. No. No. No. Sí. Sí. SI.