"esa es mi chica"

"Esa es mi chica" te dice el subnormal, pero tú sonríes porque de verdad tienes ganas de sonreír. Tú podrías decirle que eres tuya y de nadie más, con tus malos días y tus buenas noches y el frío que te anida en el esternón cuando está oscuro, ese del que no hablas nunca. Pero no lo dices y se te escapa ese gesto absurdo, porque sabes que él lo sabe.

"Esa es mi chica" y tú te preguntas qué significa eso del todo, si él tiene la mínima idea de en qué se está metiendo. Te preguntas si quieres que alguien te llame "mi chica" y si tienes ganas de querer, pero eso tampoco lo dices en alto porque te da miedo. 

"Esa es mi chica", pero tú no has sido nada de nadie en mucho tiempo y no sabes qué tal se te daría. Tú piensas en la cara de malo que se le pone cuando te despierta por las mañanas y en cómo ladea la cabeza para hacerte saber que algo le da igual. Cómo te mira intentando que no se nota que lo hace, cómo desliza la mano por tu cintura y cómo te toca el culo cuando salís de algún bar. 

"Esa es mi chica", y te da la sensación de que lo dice así, como con ganas de que sigas siendo tuya, pero que te compartas un poco porque, bueno, podría ser divertido. Podría estar bien beber vino barato y chupitos oscuros y ver películas absurdas y escuchar música que sea un chiste. Como si la vida, en si, fuera una broma. 

"Esa es mi chica" te dice ese cabrón, y a ti te gusta que lo haga. Que te mire así, como en llamas. Te afilas los colmillos, abres tus zarpas y no sabes muy bien quién soltará la primera dentellada. Que, como siempre, quizás seas tú la primera en bajar la guardia y en abrir heridas que hace mucho tiempo debían estar cerradas. 

"Esa es mi chica". Quizás esta chica solo quiera follarte hasta el alma. Es un principio mejor que cualquier otro.