convulsa Nueva York

Sabía que no me dirías en qué motel ibas a pasar la noche.
Sabía que olería a cigarrillos,
que mancharías las sábanas de ron,
que escrutarías el teléfono
con la mirada
pensando
si sí,
o si no.
Cantarías canciones de piratas
sumido en el gris de esta Nueva York
(oh, Nueva York)
sumidos en el gris de esta Nueva York convulsa
donde los mendigos tosen
infectos de hambre
y las putas bailan
infectas de frío.
Pensaría en tu mujer
las horas antes
pero pensarías en mi
antes de apretar el gatillo.
(La habitación con el rojo de tu sangre
sería el último lienzo enfermo
que me dedicaras)






(la imagen 
es una obra  de
Florine Stettheimer)