Si escribo un poema, y lo llamo vida,
y sé por qué lo llamo vida.
Si la casa se queda en silencio
tras la marcha de los cuerpos
que dejan olor a noche quemada,
o ignífuga,
no se muy bien que.
Predije la partida de mi corazón con acierto
sin saber
sin siquiera imaginar
que latiría mas aprisa a su vuelta
que no tendría ya más miedos
que aun merecería la pena
porque aun no se pierden
los retazos de la
niñez perezosa y
las putas y los caramelos
y la marcha,
siempre la marcha.
Hay manos torpes de las que no hablar
solo porque aún -aún- no lo merezco.
Si fuerzo mi memoria
no se que pensé que pensaría hoy
desde ayer.
Si sonaría tanto el motor del coche.
Si me echaría de menos a mi misma.
Pero siempre supe cuantas cervezas eran
Demasiadas cervezas
Y cuantas noches me vería obligada a inventar
Contigo
Siempre contigo