Nunca te fíes de la mano derecha, me dijo. Bajo ningún concepto. No es un espejo, no es un mapa. La mano derecha dibuja y desdibuja grácil, sin mayor complicación, pero es mentira. Es siempre mentira. La mano derecha trazará firme todo aquello que no sirve de nada. Desdibujará las malas intenciones con un aire franco y verdadero. Es una máscara, un engaño como otro cualquiera, pero más efectivo. Porque lo que la derecha hace, la izquierda lo deshace. Porque mientras la derecha crea la izquierda destruye a su antojo. Porque cuando la derecha cubre, la izquierda descubre. Lo terrible, lo obsceno, está siempre en la mano izquierda. Ellos no lo saben. Pero ahora tú si. 
Ahora, tú si.