"La cosa va así, tía, no hay más: llega un momento en el que te olvidas y ya. Puedo pillar lo rallada que estás y lo mucho que te jode, pero tienes que pensar con la cabeza. Ahora estás arriba, ¿entiendes? Ahora estás arriba con todo el colocón y todo es intenso y todo es visceral y todo lo sientes con el estómago. Puedes tocarlo a tu alrededor y lo hueles en el aire y tu coño y tu corazón van al mismo ritmo. Se te pega a la piel, como si fuera el humo dulzón de un porro y ahí se queda, adherido a tu ropa. Sale de tu cuerpo con el sudor y con otros fluidos y se mete también en las paredes de tu casa y a veces en las personas que te rodean. Y todos compartís esa peste y esa locura transitoria y te crees que vuelas con los pájaros y te crees que nadas con los delfines y te haces fan fatal de todas esas páginas de tumblr de adolescentes que lloran y gifs de sexo duro. Estás jodido, porque lo tienes dentro, te quieran o no te quieran, te lo has metido tan profundo que se ha instalado en ti y no hay Dios que lo saque. Eres un apestado, uno más del montón de los que viven con ojos anhelantes y babeando.
Y entonces un día se va. Que hace algo click en tu cabeza, no sé, para flipar. Se va y te das cuenta de que lo has perdido y no te explicas por qué, si anoche eras otro de esos enamorados infectos. Y da igual que te quieran o no te quieran, porque el caso es que se ha ido. Y ya está, no hay más.
Entonces te vas a buscar otra dosis"