Ya lo dije una vez: "aquí seguiré si decides volver" y lo peor de todo es que era cierto. Que si hubiera querido ahí habría estado yo, con el pelo revuelto y una sonrisa de perrillo abandonado. Así me sentía; como un cachorro al que no quieren más en casa. Ansiando amor como si fuera oxígeno y yo acabara de salir del agua, con los huesos y el corazón helados. Yo habría esperado cuanto hiciera falta y, a día de hoy, no puedo evitar preguntarme si aún lo sigo haciendo; si es cierto que soy ya del todo libre de tu recuerdo.
Ya lo dije una vez: "estar contigo es tan malo como estar sin ti" y esto tampoco era ninguna mentira. Así que me di por vencida y levé anclas. Como experta que soy en escapismo no fue fácil sacarte de mi vista, aunque sacarte de mi cabeza ya es otra historia.
Ya lo dije una vez: "nunca me libraré del todo de tu risa", de cómo sigue apareciendo entre los acordes de mis canciones favoritas o en algunos matices de cervezas artesanales. En las faldas de algunos vestidos que pienso que te gustarían, en algunos paisajes verdes y azules, en algunas tormentas de verano. En los ojos de otras chicas que no te querrán nunca como yo estaba dispuesta a quererte.
Tú ya no estás en mi vida. Ahora otro ocupa tu lugar. Supongo que así deben ser las cosas. Lo que ocurre es que yo ya no espero a que nadie vuelva. Ahora, cuando alguien se marcha, yo cierro la puerta. Eso es lo último que no te dije.