Me dijeron que bebiera del amor hasta hartarme y que los cuentos de hadas vendrían luego solos. Que mirara con ojos llenos de luz y que bebiera Malibú con piña a sorbitos y que sonriera como si guardara un secreto. Yo me preguntaba que qué secreto iba a guardar si entonces no tenía ni puta idea de mi misma y aún no la tengo. Me dijeron que lloraría por querer y que gritaría y que mis amigas de entonces no lo serían por más tiempo. Que, de golpe, me importarían los kilos de más y las tetas y los granos y toda esa historia y que tendría que depilarme y pensar en qué color me sienta mejor en los labios. Que los chicos ocuparían más espacio y que querría que alguien compartiera su tiempo conmigo. Y luego estudiar. Y luego una hipoteca. Yo ya estaba hasta el coño de todo eso antes de haberlo vivido. Imaginaos ahora.