Yo siempre supe que no me querías
pero me repetía que no era así
y que en tu pecho
latía lo mismo que en el mío.
No era el caso.
Yo siempre supe
que no estarías allí cuando más lo necesitaba:
una noche solitaria en la que vuelvo a casa
-sola-
una tarde de domingo en la que me siento vacía
-y sola-
una mañana en la que sabes
que el día que está por venir
será doloroso y nefasto.
Y acertaba cada vez
que se daba esa situación.
Yo siempre te excusaba
y procuraba hacer
como que no me daba cuenta
de que no solo no me querías
sino que no ibas a quererme nunca.
Me lastimé
-o me lastimaste-
por dentro y casi sin darme cuenta
y ahora que estás lejos
es cuando siento todo ese dolor
y todo ese veneno.
Tengo una herida
abierta e infectada
que creció cada vez que follamos
sin que yo supiera verlo
-ni siquiera sentirlo-.
Mi corazón seguía
pese a todo
repitiendo tu nombre.
Se instauró
el nivel 5 de emergencia terrorista.
Me abrí el pecho.
Lo arranqué.
Lo mandé lejos.
Por eso ahora estoy algo vacía
pero cuando te digo
"que te jodan mal"
lo pienso de verdad.
Medidas desesperadas.