tan verde

Dormías tú también
justo al borde de mi abismo
y no lo sabías.

Era esa manera absurda tan tuya
-tan verde-
de decir
eres demasiado oscura
haces demasiado frío
parte de ti
como si lo fabricaras con los ojos
-con las yemas de los dedos
que rasgan la piel
y dejan tras de si tierra quemada-

Te juro que yo no pensé nunca
que el crimen por omisión fuera -así-
igual de crimen.
Pero qué le hago yo ahora
si en este sinuoso camino hacia ninguna parte
-hacernos mayores, hacernos mayores-
nos gusta ladrarle a los perros
con el coraje del gato asustado.

Con qué frecuencia
caes en pozos de tristeza,
eso nunca lo preguntan los médicos.

(Te juro que no hablo de mi
cuando digo que me extraño)

Cuantas horas en punto
vas a contar
-voy a contar-
hasta que aparezcas de nuevo
con andares de lobo cansado
y me digas
"ven aquí"
como si hasta me quisieras
con las suelas de los zapatos.

Jugaremos a ignorar
que de dos soledades
chocando
se sacan los mejores fuegos.