Me acerco a mi ocaso y hay fuego. Pasan los días en una cuenta atrás hacia ninguna parte y mi piel se vuelve del revés. Las venas salen por fuera. Veo el azul, veo el mar y veo el cielo como ajenos escenarios. Estoy desdoblándome, en el ojo de un huracán. Pienso: ojalá tuviera algo que explicar, ojalá pudiera ponerle palabras a esta calma abrasadora disfrazada de tristeza. Qué fue de nosotros. Qué pasó con los perros que fuimos, qué pasó con los niños que corrían entre los abedules. En una noche peregrina en la que ya no sabemos si vivimos del agua o de las migas que nos deja el aire. Suave, como todo lo que fluye, perdura el viejo recuerdo de cosas que ni tan siquiera he logrado vivir.
Me pregunto si fuera de mi existo. En ti, por ejemplo.