Una casa quemada llena de gatos canallas de ojos afilados y con vistas al desastre. Me dijiste no ocurre nada y nada ocurrió y cantamos a los tristes cielos de un septiembre no tan doloroso como en un principio habríamos imaginado. Qué bien. Me dijiste nos hacemos mayores pero no le tengas miedo al cambio porque seguirá fluyendo. A lo mejor mañana, seguiremos a la espera de una noche más larga y de un fuego que podamos contener en nuestra piel. Cuenta un tick tack impertinente que nunca queda así la cosa y que es cuestión de tiempo. Que siempre es cuestión de tiempo. ¿Nos faltaremos algún día a nosotros mismos? ¿Llegaremos a entender de donde surge la risa y hacia dónde toca dirigir el barco? Escribe cuentos y canta canciones y todo eso. Todo eso. Sabes que la diferencia la marcan siempre los iguales y aún así queda la cosa torcida. Inmoral o amoral, qué más da. Siempre sabrás más que yo de esta y de las otras vidas, pero si yo sé de algo es de hacerme la lista y me apuesto lo que quieras a que, en cuestiones de guerra, tengo más manejo con las armas que cualquier Napoleón de tres al cuarto.