gesto mecánico

Estoy deseando que alguien me escuche. Que me escuchen, aunque no tenga nada que decir. Que pueda romper los huesos y arañar y partirme en dos. No importa por qué. El acto de vomitar palabras comienza a volverse automático, el desnudarse despacio se convierte en un gesto mecánico. Quiero que me desnudes tú, a lo mejor es eso, pero tampoco es importante. Te estoy utilizando a ti para encontrarme y ese es el peor de los crímenes. Imagina que se nos va de las manos. Dios mío, ¿no has deseado nunca que se te vaya de las manos?¿No has querido, jamás, quitarte el disfraz de hombre y volver a ser lobo o a ser pájaro o a ser perro? No me pidas perdón con los ojos cuando no has hecho nada. No me pidas perdón con los ojos de ciervo en mitad de esta cacería. Hay un eco. Hay un eco, ¿no lo oyes? Hay luz en algún sitio, ¿no lo oyes? Somos nosotros, venciendo a la oscuridad. Somos poca luz, pero el caso es que vencemos a la sombra.