Te vas a cascar una paja cuando estés solo y vas a hacerlo pensando en mi y no en la chica de turno. Lo harás porque eres un cobarde y te da miedo rendirme cuentas. Es parte de mi atractivo, el darte miedo, me imagino, lo que te pone tan cachondo. Que escuche canciones de gente que se muere y gente que se mata y que te hable de mujeres que sufrieron y que te cuente cuentos de casas embrujadas y de psicofonías. Que mire con ojos infinitos y que sonría con boca de demonio. Me estás recordando. Justo ahora, cuando no debes pensarme, me cuelo en tu cabeza. Pero eres demasiado patético como para reconocértelo a ti mismo. Y a mi ya no me importa.