debiste haber nacido pájaro

Llovías
y llovías tú más que yo, siempre
porque llovían
tus ganas de alzar el vuelo.
Esgrimía sin sentido mis motivos
que ahora no valen una madrugada perdida
elucubrando y tal vez
erraba en mis ideas trasnochadas
en la filosofía moribunda
de quien no se atreve,
de quien no se atreve a nada.
Se nos incendiaba el pájaro
en el corazón
y el tigre me miraba desde tu espalda
con hambre
con hambre y deseo y
(como quema)
(como quema)
dientes de afilado marfil
que se clavaban en mi carne
(la que me quedaba viva)
por dentro
siempre por dentro.
Qué lento ardía
(que lento)
como me manchaba de ti
como pensaba yo entonces
en el frío filo del acero que no te arañaba más
(ya más nada)
Y te decía que estaba bien
que las noches se nos hacían largas
enredados tú en mi
y yo en ti
en una guerra de la que nunca brotó sangre
tras cada orgasmo caprichoso
(cada orgasmo múltiple)
Tú solo me sonreías.
Me sonreías con ganas azules
y te contentabas con repetir
cada vez que me perdía en mi misma
(cada hora en punto)
"Debiste haber nacido pájaro"