Tirar todas tus cosas
por la puta ventana
o prenderles fuego,
lo que tenga más a mano.
Coger todos tus regalos de mierda
y enterrarlos y perderlos
y no saber dónde coño los guardé
y que no me importe nada.
Tener ganas de gritar
cuando escucho tu nombre
y odiar a toda la población mundial que lo lleva
aunque sea una gilipollez
-sé de sobre que es una gilipollez.
Decir "pero que me la suda, eh"
después de soltar una parrafada
-de 15 minutos y 32 segundos aprox.-
sobre lo imbécil que eres
y las tonterías que te gustan
y las estupideces con las que pierdes el tiempo
y lo idiota que pareces cuando te ríes.
Ponerle tu cara a un huracán.
Borrar tus conversaciones de WhatsApp.
Bloquearte en todas las redes sociales.
Aferrarte a la rabia
con todas tus fuerzas
hasta que se funda con tu piel.
Cualquier cosa, antes de ahogarse
en la tristeza de un adiós
que llegó antes de tiempo.