Guardo lo que me queda de ti en un cajón
entre cosas importantes
y cosas que no valen nada.
Espero que algún día
(cuando sea mayor)
lo encuentre
tras haber olvidado que estaba ahí.
Pensaré en tí.
En tus ojos, en tu pelo
en la forma de tu espalda,
en cómo ladeabas la cabeza.
Tu rostro estará borroso
pero sonreiré igualmente.
Me diré "parece mentira
lo rota que estaba entonces"
o "que dramática me ponía
por sentirme tan sola"
y "era un poco fatalista
de lo poco que me quería".
Te recordaré con cariño
y solo me vendrán partes buenas.
No quiero añadir más versos;
no se me ocurre un final que no sea triste
para este poema.