Te miran como fieras
cuando entras al bar
y no sabes si sonreír
es o no una invitación
para todos esos "no"
que querrás pronunciar.
Conoces la canción que suena
que no hace otra cosa
algo más machacado
y mucho menos frío.
En la sangre está el vino
y en los labios te has puesto
el color oscuro de la guerra.
No hay santos esta noche.
No hay plegarias ni velas.
La casa está lejos y allí
nadie entiende
que eres la peor de las fieras
con la que puede chocarse
cualquier desesperado.
Y, como la niña perdida
que siempre has sido
-enfant terrible-
te lo tomas como el triunfo más dulce
manchada de risa avariciosa de victoria.
Y, como la niña perdida
que siempre has sido
-enfant terrible-
te lo tomas como el triunfo más dulce
manchada de risa avariciosa de victoria.
No cabe, en este oscuro rincón
esa tristeza salvaje
que otras veces se te ancló al pecho;
parecer un cazador
-aún sin serlo-
es cuestión de supervivencia.
parecer un cazador
-aún sin serlo-
es cuestión de supervivencia.
Los lobos aúllan a tu alrededor
en forma de risotada y de
mordisco silencioso.
Pobres ilusos;
Caperucita lleva un arma.