El capitán del barco habla
de los arrecifes
como si de verdad fueran
su reino, su castillo
pero levanta la mirada
y persigue a los albatros
por capricho.
Cuando los corales se sequen
y se mueran
los pájaros seguirán volando
y él no sabrá a donde se dirigen
por eso estará doblemente triste.