decían que a los salvajes nos amansa la vida

 "Canta, oh musa, la cólera del pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves; cumplíase la voluntad de Zeus desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles."



Dijeron que había mil formas de salvarse la vida y decidimos bebérnoslas todas.  Pensamos que las buenas costumbres mejor no cambiarlas para no perder los favores del dios Baco. "Nos hacemos mayores" pensé, pero seguimos venciendo a la bestia cruel que acecha, la que busca que agaches la cabeza.
Uno elige no elegir  nada y otros nos conformamos con el mundo. Y es que Aquiles estaría orgulloso de nosotros, de los hijos apátridas de Homero que levantan las armas frente a Cíclope y Medusa.
Muy pocos tuvieron fe en nosotros. Decían que a los salvajes o nos amansan los días o nos amansan los hombres o nos amansa la vida.
Miradnos ahora.
Miradnos los cobardes, los débiles. Miradnos aquellos que no leyeron el lamento de Julio César, aquellos que nunca formarán parte de ninguna historia. Los que dijeron que que estábamos equivocados mientras golpeaban el guión de que dicta como deben vivirse las vidas que merecen ser vividas.
Seguirán los pájaros azules. Seguirán las canciones de despedida. Seguirá faltándonos papel. Y tinta. Pero tenemos mucha tierra quemada que arrasar por delante, muchos dioses a los que seguir desafiando cada día, entonando canciones de guerra, manchando de sangre la arena.