no entiendo muy bien esa poesía vuestra tan fría,
que habla de risas -enlatadas-
y de echarse de menos que parece que no sangran.
qué absurdo escribir para no dolerle a nadie
y que absurdo escribir para no dolerse uno mismo
como si no estuviera esta manía terrible
de juntar letras
limpiándonos de todo lo terrible que vemos allá fuera.
a lo mejor soy yo el problema
que en realidad todo me es ajeno
salvo las historias de los viejos judíos que lloran
porque huyeron del Holocauso siendo críos
y le ganaron a la muerte una carrera merecida.
es presuntuoso comparar nuestra agonía con la suya
somos caprichosos
estamos huecos
tenemos el frío brotándonos de las entrañas.
yo escribo mi tristeza
y leo la tristeza de esos hombres
y siento la llama que brota
-la que nos sale de dentro.
yo bebo cada noche lo ácido y lo amargo de una vida que no es mía
yo añoro cada rincón de un cuerpo que no me ha pertenecido
yo sonrío a los extraños con gesto de gato abandonado
yo quemo y yo araño y yo fracturo y yo desgarro
"yo empiezo como una caricia
y termino como un latigazo."