Hacemos esa estupidez de vez en cuando, dejamos que el amanecer nos pille desprevenidos. Y de verdad que no nos damos cuenta, no contamos las horas ni buscamos la salida. Cantamos canciones y nos tocamos y nos mordemos y escondemos el cadáver y cogemos el coche y nos vamos de aquí. A veces lo hacemos, a veces lo olemos, a veces la juventud nos quema tanto y tenemos miedo de que se apague y que nos consuma la vida como lo consume todo. Pensamos que no tenía mucho sentido ocultarse, pero es que ocultos estamos bien. Me echas de menos cuando me voy y a mi se me encienden los ojos cuando te espero. Así, así, así. Así.
